viernes, 3 de abril de 2015

Día 6 Gengenbach-Strasbourg-Baden Baden- B500 Schwarzwaldhochstrasse - Freudenstadt

Por fín amanecemos con vistas a la Selva Negra. Árboles, árboles y más árboles nos rodean. La casa en la que nos alojamos pertenece a Gengenbach, pero no está en la población, está guardando la ladera de la montaña, casi en absoluta soledad.



Desayunamos en un hostal cercano que pertenece a la misma señora encantadora que nos alquila la habitación. Es un ambiente rural, familiar y acogedor.
Nos montamos en el coche, aprovechando los rayos de sol y avanzamos hacia Strasbourg. El paisaje cambia una y otra vez hasta encontrar de nuevo al majestuoso Rhin, que marca el ritmo y la forma de esta ciudad. Llegamos y descubrimos que está de celebración.
La banda de música tocando y la gente disfrutando del espectáculo.



Nos enseña poco a poco sus secretos, de menos a más. Merece la pena perderse una mañana por ella.




Capita de la región de la Alsacia, es mestiza, se muestra francesa y alemana aunque se oye mucho español.



Las huellas de la Edad Media son evidentes en sus casas.








La Catedral de Notre Dame te deja sin palabras. Cuatro siglos tardaron en construirla, es una clara muestra de gótico tardío. Durante dos siglos su torre campanario fue la más alta del mundo con 142 metros de altura.


 En su interior, además del rugir de los turistas se puede ver el carrillón del reloj astronómico.


De vuelta al coche, una última mirada desde el puente medieval.


Salimos del aparcamiento de pago, como no, ya que en la mayoría de poblaciones son así, y nos marchamos a Baden Baden, de nuevo en tierras germanas.

Ciudad caracterizada por su alto nivel económico y las termas romanas, para nosotros queda en el recuerdo como un lugar más, prescindible una vez visitado ya que no responde a nuestros intereses.
Eso sí, con un servicio de farmacias...y es que la anécdota del viaje ha sido dolorosa, económicamente hablando. Mis pastillas, en España, a través de la Seguridad Social son 47 céntimos, y si no unos 8 euros. Allí, en el paraiso termal...30 euros ¡que dolor! y todo por un despiste.




Este coro haciendo un recital es lo más llamativo que hemos encontrado. Sin más pausa que buscar una farmacia nos marchamos de aquí.

La intención es regresar a Gengenbach por un lugar majestuoso: la carretera B500 o Schwarzwaldhochstrasse. De nuevo entre pinos altos, esbeltos, grandiosos, entre curvas, descubrimos donde habitan las sirenas de agua dulce. Estoy segura de ello porque se respira magia. Es Mummelsee.


La gente se acerca allí para comprar pan recien salido del horno de leña. Todo un espectáculo.


Empieza a caer la tarde, con ella algunas gotas de lluvia. Regresamos a Gengenbach agotados, pero antes nos escapamos a Freudenstadt. Tiene el mercado más grande de Alemania, flanqueado por arcos y una iglesia luterana - gótico - renacentista, con tejados verdes. Muy curiosa en su interior.


La tormenta nos alcanza en el coche, menos mal, a la altura de poblaciones atrincheradas entre viñedos, que no podemos curiosear por la lluvia torrencial, así que nos lo apuntamos para volver otro día.





 Al llegar ha parado de llover y hacemos un último esfuerzo, cenamos un helado y a descansar.

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