Nos levantamos temprano. Las cafeterias están cerradas y aprovechamos para pasear por la ciudad dormida. A las 8,30 todo empieza a despertar y desayunamos con vistas a la plaza. Regresamos al hotel, cogemos las maletas y nos montamos en el coche dirección Munich.
Nuestra hoja de ruta se ve alterada cuando al encender el coche se enciende una luz en el panel. Por suerte, al finalizar el viaje de 11 días, deducimos que los coches de esta marca en Alemania indican la temperatura con ese testigo. Menos mal porque sino nos hubieramos retrasado mucho. Ya en la carretera nos dirigimos a Dachau.
No se si recomendar la visita.
Es muy personal ya que las emociones que se despiertan en este lugar son indescriptibles.
La triste reflexión a la que llegué después de esta visita es que el ser humano no aprende de sus errores, es su propio depredador de unos siglos a esta parte.
Ya es tarde cuando salimos de lo que fue un campo de concentración. No tenemos hambre, pero al pasar por un Penny Market nos hacemos con un kit de supervivencia.
Unos pocos kilometros antes de llegar a Munich paramos en Kalsfeld, donde descubrimos un lago con meredenderos y allí nos decidimos a comer.
Nos secamos rápido y ya sin parar seguimos hasta Munich. Dejamos el coche en el aparcamiento del hotel y comenzamos a descubrir por lo más parecido al ave fénix. Resurgió de las cenizas y escombros para crecer mucho más.
El viejo ayuntamiento
La ópera
La iglesiaEstación de trenes de Munich
Cenamos en Hofbrauhaus. La cervecería más antigua y la primera que vemos de estas características. Hay mucha gente, pero cenar en su terraza merece la pena.
Hola. un viaje lleno de sensaciones encontradas por ese contacto tan directo con una historia tan triste... bonitas fotos.
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